GAPS

Esta es la historia de cómo conocí a mis amigas Sara, Gabriela y Paola. En el 2016 conocí a Gabriela en el colegio, nos volvimos amigas a mitad de año, cuando ella perdió a su amiga. Ella nos invitaba a su casa y así nos fuimos conociendo cada vez más. Todos los días, ella nos atendía muy bien y nos preparaba mucha comida, pizza, crepes, arepas, perico, entre otros platos. Jugábamos y hablábamos hasta tarde, siempre fue así y cada día que pasaba nos volvíamos más amigas y así fui conociendo a la familia de Gabriela y me hice amiga de todos ellos. Los papas de Gabriela desde un principio fueron muy buenos conmigo, me atendían muy bien y me volví como de la familia, haciéndolos reír. Pasando el tiempo conocí a paula, la prima de Gabriela y me volví amiga de ella. Paula siempre fue ella misma y hasta el día de hoy siempre ha sido muy buena persona. Ese año me distancie de las amigas que tenía y me quede con Gabriela. A principios de Noviembre se acercaba el cumpleaños de Gabriela, así que de regalo de cumpleaños le dibuje en un pliego de cartón paja un pug (un perro feo), ya que su mascota había muerto días antes y quería que lo tuviera como recuerdo de su mascota. El 3 de diciembre fui a la casa de Gabriela a darle el dibujo y ella se puso muy contenta. Ese día se festejó en grande entre familia y amigos. Durante la fiesta se me dio por mostrarle mi dibujo a la familia de Gabriela y pum, la abuela, la mama, hasta una tía se pusieron a llorar y yo no entendía nada. Aparte de ese momento incomodo, ese día conocí a Paola, que ahora la tengo al lado haciendo también el trabajo. Ella fue muy seca y muy amargada conmigo desde un principio y así fue muchos meses, odiosa esa. Después del cumpleaños de Gabriela me fui a Valledupar de vacaciones con mi mama donde mi familia. Allí estuve con mis primos, mis tíos y mi abuela en una casa. Dormíamos en colchonetas en el piso, y nos quedábamos hablando hasta las 3 de la mañana, casi todos los días íbamos al rió o paseábamos por los centros comerciales. El 7 de diciembre prendimos velitas en el porche de la casa de mi abuela. Esa noche yo estaba haciendo una fogata con un primo y de la nada apareció una mapanare negra (una serpiente, para los ignorantes), y le paso por las piernas a mi mama y mi primo le tiro una piedra en la cabeza y la mato. El 24 de diciembre fuimos a la casa de mi tía maría que estaba cumpliendo años ese día y llevaron una parranda vallenata y toda la noche bailamos. El 29 de diciembre cumplió años mi mama, mi tía diana le hizo una torta de tres leches y decoramos en la casa. El 31 de diciembre preparamos un arroz con pollo y llego toda la family y pusimos música y bailamos de todo hasta las 4 de la mañana. Días después mi abuela nos mandó a mi primo y a mí a cortar un árbol que estaba detrás del patio. Nos montamos en el techo del vecino, las tejas estaban podridas y nos caímos, mi primo se cortó el dedo y se golpeó y yo caí encima de una bicicleta en el baño de los vecinos. Yo me lastime el hombro y me golpee la espalda. después de eso nunca me volví a montar en el techo. Ya en enero regresé a Cúcuta, a clases, los primeros días fueron raros ya que era un colegio nuevo, decidí entrar a la técnica marroquinería con Gabriela y Paola y allí conocimos a nuestros compañeros de 10D. Nuestro salón era uno que quedaba debajo de las escaleras del coliseo, aunque tenía mugre y era encerrado, era grande y tenía baño. Nuestro titular era el profesor Ramón y era muy bueno con nosotros y muy comprensivo. Esos días conocí a Sara, mi mejor amiga, ella era muy callada, pero me parecía chistosa. Yo la molestaba y me reía de ella por su color de piel y así nos hicimos amigas, además quería una amiga negra. Así fuimos conociéndonos y volviéndonos cercanas. Pasando el tiempo nos volvimos todas las cuatro amigas, Paola dejo la amargura y se volvió chistosa y burlona, Gabriela nos hacia reír con lo que salía y Sara pues era la amiga negra del grupo. En el Sena siempre fue risas, el profesor siempre fue divertido y era amigo de todos, un compañero siempre ponía vallenatos y todos cantábamos, durábamos más en descanso que trabajando, en la cafetería la vieja nunca nos atendía, nos dejaba de últimos por ser nuevos en el Sena, así que le gritábamos amablemente que nos diera un bendito pastel, siempre hacíamos ruido, partimos muchas sillas y botellas, tal vez por eso no nos atendía y nos miraba mal. Depues de que salíamos del Sena comíamos perro de luka en prados, luego íbamos a Unicentro donde caminábamos un rato, grabábamos todo lo que hacíamos, retos, bailes, de todo. Algunas veces nos mojábamos en las fuentes de Unicentro, y así regresábamos a la casa. Sara vivía en Pescadero y cuando íbamos donde Gabriela le tocaba venir corriendo, a veces ni almorzaba porque yo le decía que llegara temprano. En el camino de mi casa a la de Gabriela hacíamos retos, una vez Sara se quiso robar una botella de gaseosa de un camión de Postobon, y yo solo la miraba, de pronto llego el tipo de Postobon y nos persiguió. Ese día yo morí de risa. En la casa de Gabriela nos tirábamos en el sofá a descansar un rato, poníamos música, Paola se le salía la gamina interior y se enloquecía bailando. Salíamos a hacer retos y siempre salía perdiendo Sara, una vez Gabriela mando a Sara a trepar una publicidad de 15 metros, y cuando intento bajar se cayó en arena y palos. Todas muertas de la risa no éramos capaces ni de levantar la (que pecadito), aun así seguimos haciendo retos. En el colegio, en educación física molestábamos a una niña flaca y le decíamos puro hueso por lo raquítica, y grabábamos haciendo un documental y entrevistábamos a las chinas del salón, Gabriela era la presentadora, yo la que hacia las preguntas y Paola grababa todo, ese día Paola grito groserías. Además a todos los del salón le teníamos un apodo, a continuación algunos de ellos: peter Parker, Pocajontas, PVC, el travestí rojo, Mohohoho (es el de Sara), barrilete, brinquitos, mazorca, Pepa, entre otros. En informática nos sentábamos las cuatro juntas y grabábamos mientras molestábamos, hacíamos muecas y después mirábamos el vídeo y nos moríamos de la risa por las caras que hacíamos (especialmente las de Gabriela), tomábamos capture y hacíamos memes con ellos. A veces nos evadíamos de clases, más que todo en filosofía, en español y en física, o a veces quedábamos por fuera del salón porque el profesor nos cerraba la puerta. Nos tocaba ir a coordinación a firmar (ya nos conocían), la carpeta de nuestro grado estaba llena. Cuando pasaban lista nosotras gritábamos “presente”, pero creo que no valían porque estábamos fuera del salón. Lo peor es que sacábamos los primeros puestos (mueran de envidia), pero creo que era porque todos del salón eran muy vagos. En física el profe era relajao, nos ponía hacer experimentos y nunca los hacíamos, una vez nos mandó hacer una mano robótica en grupo, adivinen como nos quedó esa mano, tenía que moverse y agarrar algún objeto, la que hicimos era la mano de un cuadrapléjico, no se movía ni agarraba nada, el profe no entendió nuestra mano. (La verdad no sé cómo pasamos el año). A mitad de año se eligió un representante, nada más ni nada menos que la vaga de Paola y la que la ayudaba era Gabriela. Imagínense ese salón. Paola un día con un marcador permanente negro se puso a rayar en un pupitre los nombres de todos del salón, adivinen quien dejo de ser representante. Una vez la profesora de español saliendo del salón, metió la pata en un hueco y se cayó con todo y la carpeta, todos muertos de la risa, los chinos la ayudaron a levantarse (por andar poniendo unos a cada rato le paso eso). Otro día estábamos en las gradas del coliseo jodiendo y Sara se tropezó y se cayó por las gradas y se golpeó toda, adivinen quien se burló todo el día de ella. Ya se acercaban las interclases se “escogió” una madrina, que bailaba como un lápiz de goma, aparte de eso, fue muy divertido. Como nuestro salón estaba muy lejos de los otros salones los profesores se perdían, a veces ni llegaban o llegaban tarde así que salíamos del salón y nos quedábamos esperando a que alguien llegara, una vez había una carreta cerca del salón, todos los del salón se montaron en esa carreta y hacían carreras. Hasta la guardaban dentro del salón, montarse en eso era adrenalina pura. Una vez, que  el profesor nos dejó por fuera del salón, estábamos caminando por el colegio y el coordinador nos gritó, y las que corren, nos persiguió por todo el colegio hasta que se canso. Esas fueron algunas cosas que hicimos el año pasado, fue mi mejor año y en el que conocí a tres maravillosas personas que me ayudaron a ser mejor persona y a las que amo y les agradezco mucho hasta el día de hoy